Sabemos que va a pasar, pero no cuándo. Sabemos cómo será, pero no por qué.
Podemos intuirlo, desearlo, forzarlo y hasta fingirlo. Pero cuando tratamos de evitarlo, si es que podemos, parece como si se acumulara en nuestro pecho y la garganta doliera al tragar.
Muchas veces es necesario, otras inoportuno.
Una gota basta para sacar el alma.
Podemos intuirlo, desearlo, forzarlo y hasta fingirlo. Pero cuando tratamos de evitarlo, si es que podemos, parece como si se acumulara en nuestro pecho y la garganta doliera al tragar.
Muchas veces es necesario, otras inoportuno.
Una gota basta para sacar el alma.