martes, 4 de agosto de 2009

Una gota




Sabemos que va a pasar, pero no cuándo. Sabemos cómo será, pero no por qué.
Podemos intuirlo, desearlo, forzarlo y hasta fingirlo. Pero cuando tratamos de evitarlo, si es que podemos, parece como si se acumulara en nuestro pecho y la garganta doliera al tragar.
Muchas veces es necesario, otras inoportuno.
Una gota basta para sacar el alma.


sábado, 1 de agosto de 2009

Época

Como todas las tardes salí a caminar. El cielo celeste acuarela, el sol amarillo crayón y una brisa a la que no presté atención.
Caminé sin cesar, sin mirar, concentrándome en mis pasos y en el suelo; en no tropezar con esas raíces que parecen querer escapar de la tierra.
Llegando a una esquina veo un hombre parado junto a las vías de ferrocarril. El cielo comenzó a cubrirse de pájaros de colores: amarillos, verdes, rojos, azules.
Sigo caminando y vuelvo a ver a otro hombre y de nuevo los pájaros.
Al día siguiente sucede los mismo, en varias esquinas. En el pobre y seco campo, las aves junto a los niños. Parecía que ellos le decían qué era lo que tenían que hacer.
Me resultó extraño, pero me di cuenta que no era un deja vu, es época de barriletes.