domingo, 21 de diciembre de 2008

Retórico

Llorar hasta quedarse sin aliento, sin saber bien por qué.
Llorar hasta el alma, hasta quedarse sin palabras.
Perder los sentidos y la noción del tiempo.
No saber en qué creer, en quién confiar.
Sacar todo hasta quedar vacía, sosteniendo la mirada en la nada.
Preguntarse por cosas de las cuales, hasta hace un instante,
sabía sus respuestas.
Qué cosa loca las vueltas de la vida!!
Nunca, nada, es fácil.
¿Por qué pensar tantas veces lo mismo,
tantas complicaciones, giros y contragiros?
Al final, todo queda en lo retórico,
en un ir y venir sobre el todo, que termina siendo:
nada